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Tradiciones y costumbres como elementos configuradores de nuestro Ile Orisha

    Autor: Prof. Argisay Molina (Bambinu) Olo Oshun www.yorubauniversal.blogspot.com argisay22@gmail.com Facebook: Arabambi Kawo / Yoruba Universal Instagram: Yoruba_Universal Hay una reflexión de carácter urgente en este momento histórico en torno a las tradiciones y costumbres, aunque pareciera un tema de respuesta tácitas debemos analizarlo a profundidad para poder entender ese fenómeno que denominamos “Casa de Santo” o “Ile Osha”. Debido al auge de los diversos tratados post años 60 se ha generado un fenómeno de estudio y practica que perdió su ancla natural, esta ancla natural era la orientación de un mayor que aprendió de otros mayores, básicamente la enseñanza oral. Aunque no lo veamos directamente debemos comprender que el proceso educativo, de trasmisión de secretos, costumbres y tradiciones es la piedra angular del proceso de enseñanza, en este proceso es que se trasfieren, se comparten, se viven y se practican las tradiciones y costumbres entre los Oloshas mayores y los ma

Exploración en torno a Aña desde el relato de Javier Peña a la historia de nuestras raíces de Aña.



Autor: Prof. Argisay Molina (Bambinu)
Olo Oshun
www.yorubauniversal.blogspot.com
argisay22@gmail.com
Facebook: Arabambi Kawo / Yoruba Universal
Instagram: Yoruba_Universal


Dentro de la regla de Osha es casi que familiar y muy popular el tambor bata, el güiro o la festividad dedicada a Orisa es quizás un espacio de encuentro y de importancia dentro de los seguidores de ifa y Orisa, en esta ocasión examinaremos conceptos ligados a la deidad aña y los distintosa tambores también desde la experiencia de vida de nuestro amigo Javier Peña Leri aña y Oriate conversaremos de la historia de aña en Venezuela, todo ello con el fin de construir un pequeño esbozo histórico de la historia de aña en Cuba y Venezuela y a su vez definir algunos elementos de interés en torno al tambor y su importancia.

Aña desde la experiencia de Javier Peña

Mi conexión con el mundo espiritual comienza desde mi madre, ella se dedicaba a consultar con las cartas, le iba muy bien porque tenía un ashe interesante con las cartas para adivinar, tiempo después decido estudiar música con mi hermano Pedro “Pepe” Peña, ingresamos al conservatorio, pero también estudiamos de manera popular, comenzamos con la música popular y la música afrovenezolana, fue mi primer contacto con los tambores y comencé a estudiar percusión, es a través de la música y la percusión por primera vez por medio de videos y por un Cubano que estaba en la Orquesta sinfónica de Carabobo eso fue a finales de los 80 principios de los 90.

Allí conocemos el tambor Batá, el tambor Batá nos llama a la atención por su complejidad y por su sonido, y es a través del Batá que conocemos que este tambor tenía una perspectiva sagrada dedicada a un culto denominado Regla de Osha o Santería, al ver mi hermano y yo esto nos preocupamos por investigar más sobre el bata y comenzamos a buscar a los maestros del bata, para la época ya estaba establecida la primera generación del batá venezolano compuesta por Faride Mijares, Omar Oliveros, Benigno Medina entre otros, entonces mi hermano y yo comenzamos a vincularnos a ellos y es así como asistí a la primera fiesta religiosa donde estaba tocando un Güiro Faride Mijares y allí pude ver lo que significaba una fiesta religiosa, los tronos de osha y la música de la regla de osha en sí misma.

Una vez que empezamos a estudiar seriamente el tambor aproximadamente en el año 95 mi hermano, una serie de compañeros y mi persona en Valencia, comenzamos con Faride Mijares, el maestro Faride nos envía un maestro a Valencia para que nos comience a enseñar sobre ello, a medida que íbamos aprendiendo y ya cuando teníamos cierto conocimiento comenzamos a formar parte del piquete de Faride y comenzamos a viajar regularmente a Caracas a tocar Batá, posteriormente me arrodillan delante de aña a ver si me acepta y aña me acepto, así comienzo a tocar tambor de fundamento que fue la primera vez que me pusieron un Okonkolo en las piernas a finales del año 95.


Así comienzo como tamborero y así me inicio dentro de la regla de Osha, este andar de la mano de aña me lleva a recibir mano de orula, mi padrino de mano de orula fue Alberto Gálvez OkanaGio, esto fue a finales del 1996, que fue el tercer Babalawo consagrado en Venezuela, consagrado por Roberto Lara. Luego conozco a Milagro Penzo y me pone mis collares de osha.

Tiempo después llega a Venezuela Pedro Pablo Valdés Rodríguez mejor conocido como Pedro “aspirina”, Faride nos presenta a Pedro “Aspirina”, el llego a Casa de Faride, Mi padrino Pedro “aspirina” fue una leyenda del Batá, en la historia del batá, mi hermano Pepe y Yo hicimos una gran amistad con mi padrino Pedro, se gano nuestro cariño incondicional y nuestro respeto, luego de ello decidimos hacernos santo con él, antes de hacernos santo Pedro “aspirina” nos jura en su Tambor Aña Alagbara, a mi me juraron en el 1999 y yo viajo en el 2001 y el 9 de mayo me hacen Obatala en Cuba, mi Oyugbona es la esposa de mi padrino Eusebia Lozua alias “Mama” y me raspa Gilberto Varona Cárdenas, que luego se convirtió en mi primer maestro como Oba, porque en la estera me dijeron que tenía un camino religioso para trabajar el santo y el caracol, entonces luego mi padrino Gilberto fue quien me sentó primero en la estera y me dio la navaja para raspar una cabeza por primera vez, fue mi primer maestro en el terreno de la formación como Oba, luego seguí caminando y me ayudaron otros maestros.




Vi un tambor bata por primera vez en la sede de la orquesta sinfónica de Carabobo, entonces yo veo ese tambor y de una vez al salir voy a una disco tienda y me compro un disco de acetato que se llamaba “Danza Nacional de Cuba presenta” y cuando lo puse nunca se me olvida una locutora decía: “Danza nacional de cuba presenta rezos y canto a Eleggua”, es en homenaje a este primer disco de bata que escuche en mi vida es que yo hago mi disco posteriormente llamado Aña Bi rezos y cantos a los Orishas.

Por cierto ese disco de acetato fue homenaje a Jesús Pérez, y allí están nuestro ancestros en aña que son Bolaños y Regino.




Yo me inicio en aña por amor, por fe, me enamore del tambor, me enamore de esa deidad, por la fe que le tengo a esa deidad, mira yo te digo una cosa yo tengo hecho Obatala, soy Oba, mi hijo tiene hecho ifa, maferefun Orula y Obatala, maferefun todo lo que existe, pero para mí lo más grande que existe sobre la faz de la tierra en aña, es lo más grande que yo tengo, es lo que me ha dado todo, maferefun mi ángel de la guarda y mi madre en el santo, maferefun los orishas pero aña es lo más grande para mi, y lo que me llevo a dar ese paso de consagrarme en Aña fue el amor y la fe en la filosofía de Aña, es un estilo de vida, aña no es en lo que se ha convertido con los jóvenes en una guapería una cosa.

En mi recorrido como Tamborero como sabes me formo con Farides Mijares a través de Rafael Molina que viaja a Carabobo a darnos clases de principiante, Ángel Bolaños también fue mi maestro me Juro en el tambor de Pedro Aspirina, y vi muchos de los primeros tamboreros de la primera generación vi mucho a Miguito que me parece uno de los más avanzados de la primera generación y Benigno que me parece que es el tamborero más limpio y exacto en su ejecución. Pedro Aspirina trae a Venezuela su tambor Aña Alagbara, el vive en mi casa por dos años, luego de ello Aspirina siente la necesidad de estar con su familia, con su esposa y decide regresar a Cuba y el toma una decisión, que dicha decisión para mi hermano y para mí fue un honor inmenso, esa decisión fue de dejarnos bajo nuestra custodia Aña Alagbara, un tambor súper famoso, milenario de Cuba, nos deja Aña Alagbara en Valencia y ese tambor vivía en mi casa, ese tambor lo cuidábamos mi hermano y yo, mi hermano Pepe por ser el mayor tenía la responsabilidad delante de mi padrino Pedro Aspirina y por mi parte yo manejaba el tambor y el piquete, mi hermano era la cara y yo era el motor, entonces en conjunto nos encargamos de este tambor, este tambor si no me equivoco duro una década bajo nuestra custodia en Venezuela.

Al pasar el tiempo yo decido hacer mi tambor y hablo con mi padrino Pedro Aspirina y él me dice que efectivamente ya era momento de tener mi tambor, en ese momento en el año 2014 no tenia condiciones para viajar a Cuba a hacer el tambor, entonces hable con mi padrino Pedro aspirina y quedamos que mi tambor me lo entregue Benigno Medina, entonces Benigno que es mi amigo, mi maestro, mi padrino decide entregarme mi tambor y el 14 de Mayo de 2014 nace Aña Bi, cabe destacar que mi tambor es el primer tambor construido en Venezuela por Venezolanos, ese tambor en su construcción tubo la dirección 100% bajo la dirección de Benigno y mi persona al lado de él, mi tambor nace Meji con el de mi hermano Richard Parada Okebi Aña.

Mi dos hijos también siguieron mis pasos en el tambor, sobre todo el mas chiquito Angelito ha desarrollado mucho el tambor, en este punto yo soy el maestro de mis hijos y ellos también son mis maestros es una relación de enseñanza reciproca.


Cabe destacar que aña no es solamente Habana porque en matanzas también tiene su propia historia de Aña, todo empezó en Habana con Aña bi y Atanda, eran africanos esclavos y ellos trajeron el conocimiento del bata, al llegar a Cuba pues comienzan a trabajar para instaurar la tradición de aña construyendo los primeros tambores buscando los elementos necesarios para darle vida a Aña, luego al pasar del tiempo a principios de 1900 se establecieron dos ramas que son quizás las más fuertes era el tambor de la familia Roche, Andrés Roche y Pablo Roche, de allí es donde vengo porque a mi padrino lo llevan de niño a jurarse en el tambor de Pablo Roche, fue amigo de Pablo de toda la vida. La otra rama digamos fuerte era el tambor de Adofo, allí fue donde se juro la primera generación de Venezolanos tamboreros, aproximadamente en el año 1992, allí se juroFaride Mijares, Benigno Medina, Alberto Quintero, Orlando Poleo entre otros.
La historia del tambor en Cuba comienza así, luego de ello vienen los tambores de Jesús, el tambor de Andrés Chacón, el tambor del OrishaOko Amador Aguilera, el tambor de la tónica moderna que lo tenía Alberto Villareal, son más o menos los tambores que se desprendieron a tocar a principios y mediados de 1900, comienzan a desarrollar lo que será aña, en esa época no podemos olvidar el tambor de Nicolás Angarica que de allí sale el célebre Papo Angarica.

Los tambores antes llegaban a las 12 en punto de mediodía a la casa donde se iba a ofrecer el agasajo, si había un Iyawo que se iba a presentar debía llegar antes de media día a la casa, el tambor comenzaba el oro seco a las 2:00pm en punto, a las 6:00pm en punto se terminaba el tambor, luego de ello se transformo esa situación debido a una serie de regulaciones legales hechas por el gobierno cubano donde se prohibieron las fiestas en los horarios laborales, es a partir de allí que se comienzan a dar tambores a partir de las 4:00pm.


Apuntes de Aña en Venezuela


Mira hablar de la historia de Aña en Venezuela, puedo hablar con responsabilidad, porque sé de dónde vengo, y esta pregunta es de dónde venimos nosotros, y el que no sabe de dónde viene no se sabe pa´ donde va, nuestra historia comenzó con una inquietud que tuvo un músico percusionista ya fallecido llamado “Chu” Quintero que conoció a un maestro legendario del tambor Bata llamado Jesús Pérez, y comienza a entrevistarlo, y construyen un vínculo, luego “Chu” lleva a Farides Mijares para que conozca a Jesús Pérez, tanto así estando en Cuba Jesús Pérez le hace unos patrones con periódico para que “Chu” hiciera los tambores bata al llegar a Venezuela.

La vida hizo que Jesús Pérez viviera en Venezuela en los años 80, por medio de los contactos suministrados por Jesús Pérez, Farides viaja a Cuba y conoce a Bolaños, Regino entre otros, termino siendo ahijado de Bolaños y compadre de sacramento de Regino, gracias a ello es que podemos decir que en Venezuela se siembra la semilla de Aña. Faride transmite toda esa experiencia a un grupo de tamboreros en Caracas Venezuela, entre ellos estaban la primera generación Omar Oliveros, Orlando, Benigno, Miguito, Rafael Molina, Alberto Quintero entre otros. 

Yo pertenezco a la segunda generación de tamboreros de Venezuela.
El primer grupo que comenzó a estudiar aña en Sarria fue Faride Mijares, Omar Olivero, Poleo y se integra posteriormente Miguito y luego Benigno

En este Momento no había tambor de fundamento en Venezuela, se tocaba sólo Aberikunla, llega un cubano radicado en Puerto Rico, Ahijado de Papo Angarica llamado Onelio Scull Oba Dei, fue por primera vez que este grupo fundacional instituye aña en Venezuela, sin embargo este no fue el primer tambor de fundamento que se dio en Venezuela, ya que antes de ello se había tocado el primer fundamento por tamboreros foráneos, que trajeron de EEUU, de un gran amigo mío que se le conoce como “El negro Juan Rayma”, lo canto Máximo Texidor y los otros dos tamboreros era, Orlando Puntilla Ríos y un americano amigo mío que vive en Philadelfia que le dicen “Skip” brinquito, ese fue el primer tambor que se dio en Venezuela.

Después los Puerto Riqueños fueron llegando a Venezuela Cachete Maldonado, Giovani Hidalgo, entre ellos hasta que llega Onelio Scull y deja el tambor en Venezuela. Luego los primeros tambores que hacen en Venezuela el de Ricardo Riera por medio de Papo Angarica y luego hacen el de Marito OturaSa y después hacen el primer tambor de Miguito. 

Después de todo ello Farides viaja a Cuba y recibe su tambor con Bolaños y en el 2001 Benigno viaja a cuba y recibe su tambor en Cuba, yo estuve presente allí y le hicimos muchas preguntas a Bolaños y como Benigno tenía más experiencia él hacia las preguntas y yo anotaba en la libreta, así fue como aprendimos y esa información se llevo a Venezuela y así muchos aprendieron a como se hacen los tambores en Venezuela. 

El Oro seco se armo gracias a Omar Olivero, ya que Faride trajo de Cuba grabaciones en Cassete y Omar comenzó a decodificar eso y luego lo compartía en el grupo inicial y así se comenzó a armar el Oro Seco.

El primer venezolano que recibió ceremonias de aña fue Nelson Madrid Pinto Oba Okan eso fue aproximadamente en los años 90 en Guanabacoa en la casa de mi padrino Pedro Aspirina. 


Aña y su amplio concepto

Dentro del amplio espectro cultural del legado Yoruba en nuestras tradiciones afrocubanas y en el corazón de tierra Yoruba se mantiene aun un instrumento musical que tiene jerarquía de deidad, es quizás una de las deidades más populares y que congrega las colectividades de la tradición Yoruba en cualquier parte del mundo, es nada más y nada menos que Aña o Ayan, estamos hablando de una deidad que se manifiesta en cada uno de los tambores que reserva la tradición Yoruba para sus deidades, celebraciones y la expresión de la música. Como sabemos existen una variedad de tambores

“Entre los yorubas encontramos una variedad de distintos tipos de tambores que se asocian con el culto a òrìsạ̀, ya que se usan específicamente en contextos religiosos o rituales. Por lo tanto, el término “tambores para las deidades” (ìlùòrìsạ̀) se usa generalmente para describir la categoría de estos tambores. Son tocados por los tamborileros para producir o emitir algún toque de tambor individual distintivo de òrìsạ̀ (o música de tambor). Los ejemplos incluyen ìgbìn, ìpèsè, àgèṛè,̣àgbá, èḳù (también àgbé) y bàtá. Perteneciendo a la segunda categoría están los tambores que se utilizan tanto para la música profana como religiosa. Este tipo de tambores son tocados exclusivamente por bateristas profesionales llamados àyàn. Los tambores Dùndún son uno de esos tipos.” 

Tambor agere y apesin


Tambor ìgbín



De esta gran variedad de tambores de tierra Yoruba, llegaron como legado ancestral a nuestra tradición afrocubana el Bata, el bembe Macagua, el tambor Ijesa y una variedad de tambores de matriz Fon Gbe. La mayoría de estos tambores en nuestra tradición afrocubana no son tan populares o difundidos pero se mantienen sus cultos puertas adentro de cabildos que guardan celosamente sus secretos, sin embargo el tambor que se posiciono con gran amplitud a lo largo y ancho de la isla cubana fue el tambor Bata, tanta es la fama y reconcomiendo del mismo, que cuando normalmente se habla de la deidad aña se fusiona el concepto de la deidad con el tambor bata dando a entender muchas veces que el bata consagrado es aña o Ayan, desde esta realidad discursiva vemos como también se diluye el concepto mismo de lo que es aña, aña está presente en cada tambor dentro de la cultura Yoruba, es por ello que es un concepto amplio dentro de la cultura y tradición Yoruba.


“Àyàn representa la última expresión de Dios como sonido. Su símbolo es el tambor que sirve como el almacén del poder divino y el vehículo para darle voz. Se dice que Àyàn es hembra y es la deidad patrón de todos los tambores y tamboreros especialmente del batá. Todo, incluso el òrìşà, puede identificarse por su propio toque. Àyàn posee la habilidad de crear en el sonido, las formas tonales de los òrìşà y sus hijos” 

Cuando decimos en tradición afrocubana que existe una conversación entre los tambores y también del tambor con la deidad que se agasaja es básicamente porque existe una conexión cultural en esta concepción del mundo y la deidad Ayan, indiscutiblemente esta relación es eminentemente Yoruba y se ha mantenido en el tiempo. Los Yorubas creen que el tambor habla porque su expresión sónica es similar a los tonos nasales del habla Yoruba. 

“…En Cuba los batá sonaron por primera vez en un cabildo lucumí de La Habana denominado Alakisá, …el cual estuvo en la calle de Egido. En el primer tercio de la pasada centuria llegó como esclavo a Cuba un negro lucumí llamado Añabi, a quien en Cuba conocieron por Ño Juan el Cojo. Se decía que en su tierra era babalao, olosain y oni-ilú. Al poco tiempo de llegar él a Cuba y ser llevado a trabajar en un ingenio, una carreta cargada de caña le fracturó una pierna y fue trasladado a un barracón-hospital de esclavos en Regla. Aquí oyó con emoción los toques religiosos de la música lucumí, que aún no había oído en Cuba, y encontró otro viejo esclavo, lucumí como él, llamado Atandá. o sea Ño Filomeno García, a quien él ya había tratado en Africa como olúbatá. 




Fueron ambos al citado cabildo y supieron que los tambores que allí se tocaban no eran ortodoxos, eran judíos, y que no había en Cuba ningún Juego de ilú que fuese de fundamento. Entonces, dícese que por 1830, el onilú africano Añabi se puso de acuerdo con Atandá, que era agbégui o escultor en África y en Cuba tuvo también reputación por los ídolos que él tallaba, los cuales se recuerdan como “muy bonitos”. Atandá también sabía construir tambores y ambos amigos se fabricaron un juego de batáclepsídricos y con todo ritual los juraron. Y los bautizaron con el nombre de aquel, Añabí, que quiere decir “nacido o hijo de Aña”. Así se consagró a Aña el primer juego verdadero de batá que hubo en Cuba”
 
De esta manera se inicia la tradición del tambor bata consagrado en Cuba, 190 años ya cuenta este gran inicio de lo que se convertirá en el tambor sagrado por excelencia de la tradición afrocubana, cabe destacar que aún se mantienen otros tambores en Cuba, sin embargo el tambor bata se convirtió en un símbolo universal de la tradición afrocubana, este tambor consagrado tiene una importancia central en las consagraciones de Orisa ya que los iyawos deben presentarse ante él, los agasajos de importancia a los orisas se hacen con este tambor, entonces pues es un tambor de gran importancia.

“Estos bata de Añabi y Atandá; que ya son tambores centenarios, pasaron por herencia a un gran tamborero llamado Andrés Roche, que por sus méritos musicales fue conocido por Andrés Sublime, y al morir este los heredó su hijo, Pablo Roche, llamado en su grey Okilákpuá, que hoy es uno de los más afamados Olúbatá de Cuba… En La Habana nos sorprendían aveces las numerosísimas muecas extraordinariamente grotescas, misteriosas y siempre variantes de Pablo Roche, o sea del gran tamborero Okilákpuá, cuando se entregaba con entusiasmo al toque de su iyá en las ceremonias de santería. Otros tamboreros son en esto igualmente notables. Son pródigos de expresión facial, dignos de los estudios de la anatomía humana y de la plástica de las emociones. ¡Cuánto gozaría un artista que pudiera esculpir esos visajes del tamborero litúrgico en su éxtasis musical!” 

Quizás uno de los tamboreros más emblemáticos de nuestra practica afrocubana, digamos un digno representante de las tradiciones primarias de Aña es sin duda Andrés y Pablo Roche, no es casualidad que en hayan heredados los legendarios tambores fabricados por Atanda y Aña Bi, más que un recuento histórico estamos hablando que los Roche cargaron con un Patrimonio musical de la tradición afrocubana como lo fueron estos juegos de tambores. Cabe destacar lo que Subraya Ortiz al señalar las muecas que hacia Okilákpuá al tocar con entusiasmo, es quizás ese fenómeno que bien señala el encantamiento Yorùbá “el día que el tamborilero toca con su gong/baqueta es el mismo momento en que el dios Àyàn del tamborileo pronuncia lo que está en su boca” (Òòjó ̣ tíkòṇ̀ gó ̣ Àyànbáf’ojúbaìlù ni Òrìsạ̀ Àyànńpo ̣ t’eṇ u rè ̣ sí’lè)̣ ilustra mejor la interconexión de los tamborileros (àyàn) con el dios de los tambores, Òrìsạ̀ Àyàn. Como corrobora sucintamente Amanda Villepastour, “el tamborero en acción se convierte en Àyàn”. Esa acción donde el Tamborero se convierte en Àyàn es básicamente la deidad Ayan y el tamborero generando la sinergia divina de la música de orisa.


El tambor Batá y sus relaciones de origen.

Como ya hemos señalado entre los yorubas y las deidades hay una infinidad de tambores, esto sugiere no solo la existencia de más de un tambor sino también todo un repertorio musical especializado, sin embargo en nuestra tradición afrocubana el tambor que tomo un lugar central y de gran importancia fue el tambor batá (esto no quiere decir que no existan otros tambores, como los Ijesa, Bembe macagua, Arara etc), El bata entonces desde su origen entre los Yorubas es el tambor por excelencia del culto de Sango y Egungun, veamos su relación: 


“Los tambores bàtá se usan solo para música religiosa, especialmente en el culto de Sạ̀ngó, el dios asociado con el trueno y el relámpago. Se dice que cuando Sạ̀ngó estaba vivo, se creía que era un gran mago que usaba la música del tambor batá como un vehículo importante para su actuación mágica efectiva y exhibición acrobática…Los tambores Bàtá también se utilizan en el culto de Egúngún, especialmente en las actuaciones de danza mágica y acrobática del exhibidor/animador mágico Egúngún (eégúnonídán/aláré). Por estas razones, Akin Euba ha sugerido que “batá es el instrumento preferido en situaciones donde se realiza magia, y esto solo puede ser porque sus sonidos son efectivos en la creación de magia” (Euba 2011, 518).”

Entonces pues la música del batá se vinculaba a Sango como un elemento que facilitaba su magia, esa magia como algunos la llaman se expresa en una práctica extendida entre los Elegun de Sango que se denomina Pidán, como muy bien señala FalokunFatumbi:

“En África la tradición de culto a Sàngó está asociada con una práctica espiritual africana llamada pidán. La palabra pidán significa “practicar magia”. Los tipos de magia expresadas por medio de pidán se usan para demostrar la fuerza y la valentía de Sàngó. Los iniciados de Sàngó que practican el arte de pidán caminan sobre vidrio roto, comen fuego, colocan púas a través de sus mejillas y otras exhibiciones similares de poder espiritual. Usualmente cada familia de iniciados tiene una forma de pidán en la que se especializa y los secretos familiares del pidán son transmitidos como parte del misterio de iniciación”

Estos estados alterados de conciencia que facilitan el Pidán es básicamente un momento que es acompañado por la música del Bata, entonces estas demostraciones son en principio propias de los Elegun de Sango y tienen que ver con los espacios de trance del Elegun, en tradición afrocubana muchas veces es común ver como un montador de shango bebe corojo hirviendo, esta es quizás una forma de Pidán criolla.

Tradicionalmente en la práctica afrocubana el juego de Batá que se usa para tocar y ofrecer las fiestas a los orishas se compone de tres tambores, Iya, Okonkolo y Itotele, estos son los tres tambores que ejecutan musicalmente los omoalañas, es la interpretación propia en tradición afrocubana del Batá, sin embargo para explorar otra diferencia al respecto señalaremos la composición del batá entre los yorubas:

“Los conjuntos bàtá se componen de cinco a seis tambores, a saber, “madre del tambor” (ìyáàlù), un “tambor subordinado femenino” (omele-abo), un “tambor subordinado masculino” (omele-ako)̣, un “tambor subordinado ” (kudi), y “un par de dos tambores subordinados” (omele-méjì), o “tres tambores subordinados unidos para funcionar como un tambor parlante” (omele-méṭa)”



Breve historia de aña en Cuba apuntada por Fernando Ortiz


A dichos Ño Filomeno García o Atandá y a Ño Juan o Aña bi tambien se les atribuye haber fundado ambos un cabildo lucumí que hubo en Regla, o sea el cabildo Yemayá, juntamente con el gran babalao africano Ño Remigio, padre de la octogenaria y popular santera Pepa, o Echubí... Para este cabildo reglano Aña bi y Atandá hicieron y juraron un segundo juego de batá, que denominaron Atandá, con el nombre de uno de ellos. 
Estos tambores, según cuentan, fueron una vez decomisados por las autoridades; pero los fíeles santeros los rescataron de la “Justicia blanca” por medios secretos que se presumen monetarios y se dice de magia. Hoy están en posesión de uno de los más expertos olúbatá de Cuba, el ya citado hijo de Sublime. El iyá de uno de estos viejos juegos de batá es de caoba oscura, con caja de paredes delgadas y por su cintura esbelta y su sonoridad bella, los criollos le decían Voz de Oro.
Luego, por el mismo Atandá, se hicieron y juraron otros batá-aña. Un juego se habilitó y consagró para Ño Julio, el marido de Ña Monserrate llamada “Reina del Quitasol”, o sea del cabildo lucumí de Guanabacoa. Estos ilú al morir Ño Julio desaparecieron.

Otro juego de bata que literal y metafóricamente fue “muy sonado” hizo por esa época Martín Oyádiná, moreno criollo de Regla, muy músico, el negro cubano que más se aventajó en ese arte. Por su figura esbelta de cintura y su perfección sonora, ese juego de batá, que era del cabildo Changó de Regla, fue considerado el cheche de los ilú afrocubanos y mereció el apodo popular de La Niña Bonita. El iyá y el itótele de esos batá se exhiben ahora en el Museo Nacional de La Habana…

El mismo Atandá construyó otros tres juegos de bata que se juraron. Uno para los lucumíes del ingenio San Cayetano, que aún existe y se toca en la ciudad de Matanzas, en poder de Carlos Alfonso; otro para un cabildo de la ciudad de Matanzas. Este juego de ilú fue de Eduardo Salakó, criollo hijo de lucumí, famoso tamborero, además de olosáin, mayombero y de otros ritos africanos; y algunos creen que fue el mismo Salakó quien hizo esos tambores, pues Atandá ya había muerto, envenenado por otro tamborero envidioso, mediante un tabaco “cargado” que le dieron a fumar. 

Cuando Salakó falleció, después de un baile de Olókun, allá por los años 1913 o 1914, sus batá no se han tocado más. Estaban en poder de un negro lucumí, padre del famoso músico matancero Miguelito Failde, genial creador del danzón, quien era mulato, “hijo de la diosa Oyá” y tan metido en santería que, según cuentan, se le “subía el santo” si antes de empezar a tocar, cualquiera que fuesela música, no le dedicaba unos cuantos de sus ritmos rituales al dios Eléggua y a la diosa Oyá, para que le abrieran el camino. 
Ese juego de bata de Salakó se tiene por perdido, aun cuando alguien dice saber quién los conserva, sin sonarlos, pues hay miedo de tocarlos de nuevo sin que se hagan previamente ciertas ceremonias para reconsagrarlos, pues fueron execrados por causas que no se precisan. Otros dos viejos juegos de bata hechos en esa época, están en Matanzas; uno en poder de Manuel Cuántica y otro lo tiene el ya citado Carlos Alfonso.
El último juego de batá que hizo Atandá fue para un cabildo de Cienfuegos, y no se sabe por qué causas, también se ha perdido.


Por ese mismo tiempo construyó un Juego de bata un negro lucumí llamado Bankoché, pero este no era alaña y sus tambores eran pequeños, de sólo unos dos tercios del tamaño de los tradicionales; por lo cual Atandá se los quitó. Estos tambores, por herencia, pasaron al viejo Isidoro Somodevilla y luego a su hijo, quien por 1912, cuando la llamada “guerrita de los negros”, los ocultó en casa de una mujer y esta los quemó por miedo a las persecusiones de entonces.

En este siglo, ya en la época republicana, se han construido nuevos juegos de batá-aña. El primer agbéguí de esta época fue Adofó, muerto en 1946. El primer juego que él hizo fue uno para un cabildo lucumí de la finca llamada Majagua en Unión de Reyes, cuyos batá, muerto Adofó, pasaron al reputado tamborero Miguel Somodevilla, hoy el más viejo y decano de todos ellos. El segundo juego de Adofó fue para el popular y rico cabildo lucumí que hubo en La Habana llamado Changó Tedún y también Alakisá por ironía, donde nosotros lo conocimos. De allí desapareció aquel trío de tambores debido a una “prendición” de 1914, pero luego estuvo depositado en una vitrina de la biblioteca de la Sociedad Económica de Amigos del País y sabemos donde hoy está, fuera del culto. Nos cuéntan que, cuando ese juego de bata fue perdido para los ritos, Adofó hizo traer a sus manos el juego de fundamento que él había construido para Majagua.

El tercer juego de iluaña hecho por Adofó fue para un santero llamado Angarica, de la provincia de Matanzas, y está funcionando.

Aún “en tiempo de España”, debieron de ser hechos otros dos tríos de bata, atribuidos por unos a un tal Lencho, y por otros a Adofó. Al menos este hizo su “reconocimiento”. Los hicieron para Papá Silvestre y al morir este y disolverse su cabildo, uno de los tríos pasó a Fernando Guerra y otro fue objeto de “prendición” y llevado al depósito municipal de Los Fosos, de donde parece que fueron sustraídos.De todos modos, así este juego como el otro que tuvo Guerra, han desaparecido.

Ya en la ultima década, el tamborero Okilákpuá (señor Pablo Roche) ha fabricado y Jurado varios juegos de batá-aña. Dos en 1943, uno para el olosáin Gregorio Torregrosa, más conocido por Goyo, muerto el 22 de abril de 1949, cuyos batá están en el antiguo cabildo de Yemayá en Regla, hoy regido por la yalocha Beba; y otro juego, de caoba, para el excelente olúbatá José Calasanz Frías a quien llaman Moñito. Otro juego hizo Okilákpuá en 1950 para el mismo alaña señor Frías.

De otro juego de bata tenemos noticias. Los ilú son de típica estructura aunque de tamaño más grande que el usual, lo cual les mengua un su musicalidad; pero no fueron jurados por sacerdotes alaña sino por babalaos, los cuales por razón de sus cargos, aunque elevados, no tienen facultad para consagrar tambores por sí y sin alaña ni olosáin. Se trata pues, de unos batá que se reputan judíos, como los santeros dicen. Se cree que los tiene uno llamado Fermín.

En Jovellanos (Matanzas) existe otro juego de batá, pertenecientes al tamborero señor Gumersindo Hernández, conocido por Bonkito, cuyo nombre ritual es Agófokas. A estos bata les puso el Aña por 1950, según nos dijeron, un olúbatá de Matanzas llamado Tano. Están píntados de varios colores y se dicen consagrados respectivamente a Yemayá, Ochún y Obatalá, con desviación de la ortodoxia.

Conocemos otros tríos de tambores, que también se llaman de batá por sus poseedores, son de fundamento y se tocan como tales; pero son realmente irregulares. Uno de estos juegos se compone de un ilúclepsídrico, el iyá, y de otros dos tambores cilíndricos de los conocidos por ókuele. La razón de esta anomalía, nos dicen, es que los otros dos ilú, o sea el itótele y el okónkolose perdieron y no se han podido reponer. 

Otro caso análogo se dio en Guanabacoa. En un trío llamado de batá sólo había un ilú regular, el iyá. Tocaba coa ese trío un tal Santos Pedroso, un osainista, que murió abandonado y limosnero por un castigo que le impuso el dios Osáin. Algún otro juego incompleto de batá y algún ilú suelto deberá de haber, que se han perdido. En Majagua, lugar importan¬te en las tradiciones lucumíes, hay un viejo itótele.           

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