Orígenes del mito
En el ámbito cultural, emergen innumerables símbolos dentro de los mitos representativos de la identidad de los pueblos latinoamericanos, que los orientan a diversas interpretaciones de la realidad que los circunda. El Mito de María Lionza, es uno de ellos, pues se desprende de una tradición oral a la que se le han sumado elementos a través de los años, que lo han conducido a un sincretismo en constante evolución, que quizás pueda decirse que se adapta a cada época y dinámica social.
Los registros históricos del origen de este mito, hasta ahora recogen cuatro versiones matrices con variaciones en cada una de ellas, de esta figura imponente llamada diosa y reina, donde se mezcla lo real con el imaginario popular.
Al respecto, Bracho (2009) asegura que la versión que más se acerca a su origen es la del folklorista venezolano Antolínez (1939), nacido en Yaracuy, (de donde es el culto),
“el mito tuvo su origen en el relato indígena de los Nìvar, tribu Jirajara que habitaba desde tiempos precoloniales la región centro-occidental de Venezuela.
En la versión Nìvar, la leyenda comienza por describir que, en una festividad de la cosecha, un chamán predijo que nacería descendiente de caciques, una niña de ojos verdes como la laguna, y el día que llegase a ver su rostro, traería una tragedia que acabaría con la tribu. Antes de la llegada de los españoles, la esposa del cacique da a luz la niña de ojos verdes, la cual, para no ser sacrificada, es confinada bajo la custodia de 22 guerreros.
En la historia, se describe que, en tiempos de la adolescencia, los guerreros que la custodiaban son dormidos por una anaconda y María Lionza escapa, al verse reflejada en el espejo de una laguna, donde se abstrae al ver en sus propios ojos, el abismo de otro mundo, donde habitaban dioses y muertos. Al mismo tiempo, la anaconda tragando el agua, ansiosa en encontrar a la indígena que reflejaba, explota e inunda toda la tribu.
En una segunda historia, se cuenta que María Lionza, era la única hija de unos terratenientes españoles y fue hechizada por el genio de la laguna, donde una anaconda estaba preparada para poseerla y tragársela, pero la serpiente fue atacada por una onza que le sacó los ojos, salvando a la niña.
Esta onza la cuidó hasta que la Virgen María la nombrara diosa y dueña de la montaña de Sorte. Para los historiadores este nombramiento se relaciona con la fundación en la época colonial de la parroquia Nuestra Señora de María de la Onza del Prado de la Talavera de Nivar, en Nirgua.Ahora bien, más recientemente Beatriz Veit-Tanè, sacerdotisa que le hace culto a María Lionza, describe que se trató de una joven indígena de nombre Yara, que tenía la capacidad de invocar espíritus, la cual se reveló contra la invasión española y pidió a su pueblo dejar las tierras y huir a la montaña. Sin ,embargo, los propios indígenas le dieron muerte creyendo que estaba poseída por un espíritu malévolo.
Luego la indígena, vuelta a la vida, desciende de la montaña con poderes y es nombrada María por los españoles por el halo espiritual que la envolvía.
Una cuarta versión, según Bracho, atribuida a Rafael Albis, médium en el culto, relata que María Lionza fue la hija única de un hacendado español y una indígena chaquetía. La tribu, con el objetivo de llevarse a la niña, quema todas las propiedades y matando al español y a su esposa. Una cuidadora la lleva a una cueva donde fuerzas sobrenaturales y un Dios único la hicieron reina, doncella y ama de la naturaleza, la fecundidad y la belleza, apareciendo en noches de luna llena, sobre una danta, protegiendo la montaña y concediendo favores.
En estas versiones puede verse una reorganización de los relatos, donde se sobreponen a través de los años elementos culturales indígenas y españoles. Para Espinoza (2008) “La permeabilidad y flexibilidad de sus doctrinas, estructuras y ritos parecen relacionarse con esa hibridación, en el sentido de que pueden ser sus expresiones culturales, sus continentes simbólicos . Es una amalgama de encuentros culturales que subyacen en cada tiempo histórico hasta llegar a la contemporaneidad.
En tal sentido, García Canclini (1997) en su noción de hibridación, sostiene que “no es solo un asunto de relativismo intercultural en la dicotomía colonia y resistencia”. Es una realidad multicultural latinoamericana compleja, donde se emiten juicios sociales importantes relacionados con la etnicidad, la pobreza, la transculturización, que trascienden en la formación del ser social, y desde donde emergen formas culturales como este tipo de cultos, asociadas a un pensamiento basado en lo heredado, de modo inconsciente dentro del colectivo latinoamericano.
Las facciones poco indígenas que hoy exhibe la reina dan pie a otras especulaciones, los devotos afirman que Dios la posó en las montañas según dictamen del Espíritu Santo para proteger a los indígenas. Existe un relato, basado en los cambios realizados al retrato de la emperatriz Eugenia María de Montijo, esposa de Napoleón III, realizado por el pintor alemán Franz Winterhalter en el año 1850. Dicho retrato, reposaba en la oficina del secretario de la Asamblea Legislativa de Yaracuy (el poeta Manuel Felipe Rojas, con reputación de brujo adorador).
Los devotos de este culto en Yaracuy, roban la pintura creyendo que se trataba del cuadro de María Lionza, lo llevaron para agregarle una corona de seis puntas, un collar y alargar su cabello, cambian el color del vestido, se agrega una banderilla amarilla, que simboliza la corte indígena y tiene una escritura:
”Protectora de las aguas, Diosa de las Cosechas”
Esto suma otra de las versiones a la actual imagen venerada en las montañas del Sorte. De acuerdo con Luigi, Aranguren y Moncada (2008): Drenikoff- Andhi (1985) da a conocer la historia de María Lionza, relatada por Assen Trayanoff, los cuales son citados también por Manara (1995), aparece como la bisnieta del Inca Atahualpa, quien huyendo de los españoles, emigra a la Amazonía para conformar lo que después se denominaría el Imperio del Dorado.
Se cuenta con más de 25 versiones de su origen, interrelacionadas y complejas, diversificando toda su historia.
Ahora bien después de todo lo antes expuesto con estás recopilaciones de información investigativa sobre y opiniones de cultista sobre MARIA LIONZA , para mí cómo para muchos hoy cultistas la versión más aceptada y acercada a la realidad de la esencia cual nosotros como practicantes sentimos y conocemos es la de doncella del nivar relatada por Antolínez .
EL CULTO EN LA ACTUALIDAD está conformado por las creencias de aborígenes nativos venezolanos más influencias de creencias de nuestro negro descendientes de esclavos AFRICANOS .
Si Cuando hablamos de AUTOCTONO no solo hablamos de los nativos y lo que era antes de .Si no también lo que se mezclo lo que se creo en este lugar lo que dio inicio a lo que hoy tenemos como culto , está hermosa y rica diversidad de creencias entrelazadas respetando nuestros mandato de nuestra DIOSA ,REINA , MADRE, INDIA YARA.
Sin dejar a un lado la gran enseñanza que nos dejaron reflejado en una de las máximas expresiones de manifestación del culto como lo es las tres POTENCIAS que están formada por nuestra madre MARIA LIONZA bajo su representación muy similar a una virgen Mariana, el CASIQUE GUICAIPURO y nuestro NEGRO FELIPE .
Dónde el mensaje va mucho más Alla de lo que se puede apreciar a simple vista tres colores distintos de piel y de origen étnicos, Es el mensaje de la diversidad de creencias , la resistencia ante el dominio y la obligación de dominar anteponer e imponer creencias Acosta de vidas de sangre , dónde nos dejan muy claro que abran credos distintos pero un mismo dios (energía universal creadora) y que somos nosotros que le ponemos nombres, forma y religión a este ser supremo y magnífico .
Sobre todo queda claro que diferentes caminos o procedencia pero nos lleva a ese ser supremo .
En nuestro culto A MARIA LIONZA después de DIOS PADRE CREADOR, sigue ella como figura principal primordial fuente de adoración máxima expresión de autoridad jerarquía.
Adoramos una MUJER su energía y capacidad de dar vida como madre como naturaleza como protectora de la animales ríos y montañas como guerrera defendiendo sus tierras .
Desde el punto de vista cósmico, María Lionza representa el ciclo de la vida, ya que ella domina cada uno de los elementos que conforman al universo: la energía y la materia .
Un aspecto importante que se puede apreciar en las primerasversiones del mito de María Lionza y que puede ser utilizado por los educadores ambientales para reforzar los valores de identidad, es la dimensión histórica, ya que en ellas se evidencian:
la unidad religiosa que mantenían nuestros antepasados antes y después de la conquista, hasta hoy día; y la delimitación de los espacios sagrados.
Nosotros como cultistas bajo la fe EN MARIA LIONZA SOMOS preservadores de la fauna de la flora del ambiente y toda la vida animal por qué en ella habita y es representada nuestra diosa y más alla de eso es uno de los principios fundamentales de nuestras creencias heredadas de nuestros antepasados nativos de nuestra tierra los indígenas, bajo su visión debemos procurar conservar proteger en todo sentido a la pacha mama de ella venimos y a ella vamos ella nos provee, nos sustenta ella es nosotros mismos.
Matriz divina madre entre las madres continúa rodeándonos de tu elixir gratificante.
MARIA LIONZA
YARA
Es una diosa femenina de la naturaleza , es antropomorfa toma forma de animal y humana es representada en la naturaleza y vive en ríos , animales , plantas ,montañas , mariposas , cabalga sobre dantas, venados , tigres , tiene dones y facultades para hacer el bien sobre todas las cosas , es una figura que representa la pureza y la sexualidad de la creación de la madre tierra , acude al llamado cuando se le pide de corazón .
Representa la historia autóctona del culto basada en la historia indígena heredadas por nuestros antepasados .
MARIA LIONZA expresa la astucia , la fuerza y la libertad de nuestro país .
Ella representa nuestra historia y nuestra cultura.
Unos de los tantos relatos recibidos por historiadores :
LA LEYENDA MÍTICA La hermosa doncella encantada de los Nívar Los naturales del Distrito Nirgua, del estado Yaracuy, suelen narrar una curiosa leyenda acerca de la laguneta de la ciudad de Nirgua cuyo origen debemos buscar, ciertamente, en el acervo mental de los indios Jirajaras, sin olvidar la influencia que los españoles y africanos que ocuparon el sitio puedan haber ejercido en la narración original. De mozo oí contar que los Indios Jirajara-Nívar, en una fiesta de fin de la cosecha, recibieron de su gran piache un doloroso presagio. Decía el mismo que viniendo los tiempos nacería una doncella, hija de cacique, con los ojos de tan extraño color que de mirarse en las aguas de la laguna, jamás podrían distinguirse las pupilas. Tan pronto como esta mujer de ojos de agua se viese espejeada en alguna parte, por el doble hueco de las niñas de la imagen iría saliendo una serpiente monstruosa, genio de las aguas, que causaría la ruina perpetua y extinción de los Nívar. Grande fue la aflicción de aquella altiva tribu; pero pasó el tiempo y cada vez que nacía una niña, todos los caciques pasaban temores sin cuento hasta que se les anunciaba que, como siempre en las mujeres de su raza, la recién nacida tenía los ojos negros. Imágen de la página anterior Mater Tacariguense. Arte prehispánico. Llegó al cabo el mal tiempo indicado por la profecía. Poco antes de la invasión española, un cacique Nívar tuvo una hija con las pupilas de un vario y hermoso color verde, color de aguamarina, color de jade, color de piel de culebra verdegay. Grande fue la estupefacción del cacique. Sus tributarios le exigieron que se les entregase la niña para ser sacrificada al genio, al ‘dueño’ tutelar de la laguna, la enorme serpiente anaconda de las aguas. Mas el jefe jamás se decidió. Como pudo se libró de los descontentos que desde aquel día comenzaron a formar disensiones dentro de la, hasta entonces bien unida, tribu Nívar. El jefe decidió recluir a la doncella en un lugar secreto bajo la guarda de veintidós jóvenes guerreros. Allí fue creciendo en gracia y hermosura, ganándose la simpatía de todos, pues sus maravillosos ojos de berilo exhalaban destellos encantados. Tenía una belleza fatal y sonámbula, alto reptilíneo, al destacarse sobre el marco canela de su cara de india. Eran como dos piedras preciosas engastadas en la morena ladera de algún picacho de la montaña Nívar. A nadie más que a su madre y a sus veintidós guardianes podía ver la moza de los ojos fatales. Llegó así a la pubertad y su confinamiento se hizo más severo aún, al ser sometida a las ceremonias de purificación que alejan de la adolescente que pasa a mujer, la influencia de los malignos espíritus serpientes. Desde su nacimiento le estaba prohibido poseer cualquier lámina brillante que pudiera hacer la función de un espejo, asomarse a corrientes de agua o vasijas, salir a plena luz si la lluvia había formado charcos de agua sobre el suelo. Mas, un mal día, un mal sueño acometió a los veintidós guardianes, producido por el vaho de la sierpe de las aguas que clamaba su víctima anual, la doncella consagrada que en la linfa encantada de la laguneta lanzaban los hechiceros de la tribu. La niña de Ojos de Agua salió a tientas, pues sus ojos no se acostumbraban muy bien a la luz libre, hasta que logró sentarse en el borde mismo de la charca sagrada. Estaba el agua quieta, con una hierática quietud rebuscada, con una quietud que ni una ola abría siquiera su círculo mudo sobre el agua verde. La doncella miró. Veía su cara por primera vez, su gloriosa cara redonda armoniosa, su boca tentadora, su barbilla soberbia. Pero ¡ay dolor!, en vez de pupilas sólo notaba dos cuévanos profundos, un par de abismos por donde se asomaba el misterio del otro mundo, del mundo de los dioses y de los muertos. La niña quedó fija. Nada podía apartarla de contemplar aquellos dos abismos encantados de sus ojos en el reflejo ácueo. De pronto, por ellos empezó a surgir un movimiento, un borbotar ebullescente de las aguas, un creciente movimiento en remolino. El doble vórtice se agrandaba, crecía, mientras los peces huían aterrorizados del sitio cada vez más amplio del reflejo. Este fue tomando forma, el rostro de la niña en la linfa espumeante fue adquiriendo entorno de serpiente; primero dos ojos metálicos, de brillo fijo adamantino, impresionante; luego el cuerpo creciendo en espirales, una sobre otra, una sobre otra, una sobre otra, y, finalmente, el extremo afilado de la cola, batiendo espuma contra el agua hirviente tonante, levantando cabrilleos de luz que llenaban el cielo de pálidos reflejos. El monstruo intacto, inquietante, estaba allí. La anaconda, ‘dueño del agua’. La doncella dio un grito que retumbó en toda la falda de la sierra Nívar, y se sumergió en las aguas en el sitio preciso en que estuvo el pavoroso reflejo de sus ojos. Al grito despertaron los veintidós guardianes (*) los cuales buscaron a la amada Ojos de Agua, pero fue en vano. Locos de terror por un cataclismo mágico llegaron hasta la laguna, y en vez del cuerpo de la niña adorada, encontraron al Dueño del Agua soberbio, espumeante, airado en su reino y batiendo la cola sobre el agua subiente. La laguna extendía su contorno en una espiral marcada por el movimiento de la cola del monstruo, iba rellenando la concavidad en donde se había formado con los siglos, hasta desbordarse como la copa rebosante de un ebrio. Los Nívar huían de la inundación terrible. Casas, templos, sembrados, todo era arrasado por el monstruo inmisericorde de las aguas. Este asomaba su horrible cabeza verdegay sobre las lamas y abría sus fauces, cerro abajo, hasta ir a espumear más lejos, hasta la selva de Sorte hacia el noroeste, y hasta las aguas del Lago de Tacarigua hacia el nordeste. Tanto creció que su poder vital se escapó de su cuerpo distendido por el ansia de crecimiento inmoderado. Y la sierpe estalló, dando un gran coletazo vibró, se desmadejó y quedó inerte con la cola en Sorte, cerca de Chivacoa y la cabeza en Tacarigua, donde hoy está el altar mayor de la catedral de Valencia. He aquí la leyenda mestiza de los lugareños de Nirgua.
Gilberto Antolínez El Universal,6 de mayo de 1945 Esta leyenda publicada por finaliza con un párrafo explicativo donde señala que en su formación confluyen antiguas creencias de los pobladores indios y negros de Yaracuy acerca de la misteriosa entidad de las aguas, María Lionza. La recreación por el autor de la tradición oral, lo cual se puede percibir en la lectura, nos condujo a investigar el origen indígena y mestizo de la deidad y la creencia, y el por qué este relato viene a ser el punto de partida de las recreaciones en torno a esta figura y sus orígenes de intelectuales, escritores, artistas e ideólogos políticos, dando lugar a diversas versiones que se van a difundir desde esa época a todo lo largo del siglo pasado. Se trata, pues, de reconstruir el proceso de relaciones de intercambio entre las producciones de la élite y las del pueblo en el contexto histórico, sociocultural y político particular que motiva el surgimiento de nuevas versiones, por lo tanto, estudiar de la genealogía del mito y el culto. El trabajo de composición de Antolínez y su intención de presentar este relato como un mito de origen o de fundación1, lo lleva a fusionar elementos provenientes de tres fuentes: la tradición oral legendaria y la creencia popular en el encanto femenino de María Lionza, a principios del siglo XX; la representación simbólica de las piezas femeninas arqueológicas, pertenecientes a los indígenas prehispánicos del noroccidente del país; y figuras análogas a esta deidad de la mitología de los pueblos indígenas de Venezuela, Brasil y Colombia. Así, durante las décadas del cuarenta y cincuenta, la leyenda de María Lionza se proyecta como mito de fundación, mediante el cual se afirman los orígenes étnicos de la nación, no como el resultado de la conquista de los españoles, sino como producto de la resistencia indígena. A partir de este nuevo sentido el mito entra en un proceso constante de recreación en el imaginario de los diferentes sectores de la sociedad, por lo cual, sin dejar de ser un mito de fundación, se convierte en un mito histórico.
Del mismo modo que Antolínez, ciertos intelectuales y artistas reconocen a María Lionza como una antigua deidad aborigen, y reivindican la existencia de una mitología venezolana, la cual reclaman sea reconocida como las de otras latitudes; otros recurren a esta herencia indígena para fundar una estética y hacer de María Lionza un mito del mestizaje, símbolo de la unión de las —inapropiadamente llamadas— tres “razas”. Mientras el pueblo, o los creyentes, afirman la creencia y el culto reelaborando las recreaciones nacionalistas que las élites hacen de su figura y de los caciques aborígenes de la conquista, manifiestas en las prácticas rituales y la multiplicación de las cortes de espíritus del panteón. El histórico proceso de intercambio entre estas recreaciones contribuye a enriquecer los sentidos de la figura de María Lionza, por ende, a la actualización constante del mito, por lo cual es también un mito del presente. Asimismo a través de este se muestran las tensiones y contradicciones entre los intereses de los diferentes actores —el pueblo, los intelectuales, los artistas y los políticos—. Retomando la hipótesis de la génesis indígena de María Lionza defendida por Antolínez, se examinan, en primer lugar, las concepciones y creencias sagradas de los indígenas prehispánicos del noroccidente del país, en donde se asientan el origen de la leyenda y la creencia, fundamentado en las representaciones de las piezas arqueológicas de carácter sagrado, y el uso de cuevas y lagunas por estos grupos milenarios para la celebración de rituales. El objetivo es mostrar, como sugieren estos elementos, la filiación cultural o continuidad histórica entre las representaciones simbólicas, las creencias y los rituales indígenas más antiguos y la de María Lionza. En cierta forma se trata de sustentar y darle continuidad al postulado de Antolínez del origen indígena de la creencia y la leyenda mítica de la deidad María Lionza.
Este es una de las tantas historia que se entreteje al entorno y origen de nuestra MADRE YARA MARIA LIONZA .
ESCULTURA DE MARIA LIONZA ELABORADO POR EL ESCULTOR ALEJANDRO COLINA
El escultor Alejandro Colina, la inmortalizó para el mundo como una mujer desnuda de musculatura atlética, sobre una danta haciendo alusión, sobre la leyenda popular donde se pregonaba que MARIALIONZA, gustaba cabalgar sobre dantas y otros animales selváticos por ello, el artista usa éste símbolo de la danta o tapír americano representando el cruce de razas por sus caracteres somáticos de distintas especies de animales, y era considerado como totem o animal sagrado por los indígenas quienes la llamaban “SHAMAM”, nombre de sus sacerdotes). Y con las manos extendidas en las que sostiene un hueso de pelvis femenina (símbolo de la fertilidad) en sus pies la danta aplasta a unas serpientes, símbolos de envidia y egoísmo.
El escultor la forjó como un símbolo de la Madre Eterna, Fue realizada durante el gobierno de Marcos Pérez Jimenez y colocada en la Autopista Francisco de Miranda
Esta escultura se realizó durante el gobierno de Marcos Pérez Jiménez en el año 1953, siendo colocada en la Autopista Francisco Fajardo, justo al lado de la UCV.
Actualmente, la pieza está en custodia de la UCV, en las instalaciones de la Casona Ibarra. El traslado de sus partes se efectuó satisfactoriamente desde la autopista hasta la UCV, donde ya se encuentra restaurada y, a pesar de que las autoridades universitarias han solicitado ser devuelta a su pedestal, esta solicitud aun no ha sido atendida manteniéndose la “replica de dicha imagen original” de las cuales surgieron dos; la que está en la hoy autopista Gran Cacique Guaicaipuro y a la entrada de la ciudad de Chivacoa, estado Yaracuy.
Por último y no menos importante aquí relataremos una historia del inicio de la vida según los indios piaroas aquí podemos ver cómo se entrelaza desde un punto MARIA LIONZA YARA CON EL DANTO , QUISAS COLINA SE ISPIRO Y TOMO COMO PUNTO DE PARTIDA PARA SU ESCULTURA DE MARIA LIONZA EN LA DANTA
Kuawai, el árbol de la vida
En lengua indígena piaroa Kuawai significa “Árbol de la Vida”, nombre que los Piaroa dan al cerro Autana, símbolo de la creación de todos los alimentos, por lo que le guardan respeto y lo veneran como sagrado. Desde tiempos ancestrales, los Piaroa aseguran que con su caída se esparcieron todos los frutos sobre la tierra.
Esta historia se remonta a los tiempos de ( Rúa-Wahari, Dios creador de todas las cosas,) quien dio vida a los Piaroa, también llamados Dearuwa o Dueños de la selva.
Después de haber creado a los seres humanos, Rúa-Wahari también creo un árbol gigante este contenía todos los frutos concentrados en el árbol gigante frutos que hoy en día todavía existen. Rua-wahari creo este árbol para que de este árbol se alimentaran, todos los seres vivos. Pero Para comer de este árbol debían que pedirle permiso ha Rua-wahari
pero un día, Rúa-Wahari se enteró de que Cuhicuchi estaba robando sus frutos a escondidas. Sin dejar mucho para los demás Esto le causó tal enojo, a Rua- wahari que decidió derunbar el árbol para que todos pudieran tener los alimentos. Antes de derunbar el árbol Rua-wahari Comenzó por limpiar las áreas en las que el creía que caerían, el árbol al ser redunbado que son las grandes sabanas que hoy se encuentran dentro de la selva. Después de haber limpiado
Para cortar el árbol Rúa-Wahari pidió ayuda a sus sobrinos, los hijos de Chejeru, y comenzaron a picar el árbol pero sus sobrinos se cansaron pronto y fueron a buscar agua, dejando el lado más duro del árbol a su tío. Cuando él también se cansó, los sobrinos lo enviaron lejos para tratar de tumbar el árbol ellos solos.
Tras haber picado todo el árbol estos se sorprendieron al ver que aún a si el árbol no caía, solo se tambaleaba. Desconocían que su tío tenía el árbol amarrado de un bejuco sostenido en el cielo. Primero mandaron a Cuchicuchi, a subir al árbol y ver qué evitaba que el árbol terminara de caer este subió al árbol y aún a si no pudo subir asta lo más alto del árbol, pero si logró ver la cuerda que lo sostenía.
Luego mandaron a subir y cortar la cuerda a una ardilla vieja, Tuärü ́ka, pero está por ser una ardilla vieja no pudo alcanzar la cuerda. Por último, enviaron a una pequeña y hábil ardilla que subió con un hacha pequeña en su espalda. Dicen los Piaroa que debido eso, hoy en día la ardilla lleva su cola en la espalda. Y alas bajo sus patas para poder volar
Al llegar la ardillita a los frutos que estaban en lo más alto del palo está comió de todos aquellos que no había probado, antes luego de haber comido la ardilla corto la cuerda. Que sostenía el árbol enseguida este se derumbo y al caer, el gigantesco Kuawai causó un estruendo que estremeció al mundo entero. La ardilla logró saltar y aseguran que la pequeña montaña con la figura de este animal que puede observarse en el río Orinoco, es ella.
Cuando el árbol de la vida se desplomó sus frutos se dispersaron por todas partes del mundo, incluso en sitios que Rúa-Wahari no había planificado, por lo que en los espacios limpió quedaron las sabanas.
El gran Kuawai cayó hacia los lados de Manapiare, hoy en día una tierra tan fértil que las frutas crecen sin necesidad de sembrarlas. Al escuchar el gran ruido que hizo el árbol al caer, Rúa-Wahari corrió hacia allá y se montó en el tronco que quedó.
Los piaroa cuentan que el espíritu del creador encarnó en el cuerpo del danto y la lomita que se ve en el Kuäwäi, es el cuerpo completo de este animal.
Hoy, del inmenso árbol sólo queda el tronco que sobresale en medio de la selva amazónica, el Autana, “montaña sagrada” que guarda las voces ancestrales de los Piaroa.
Esta historia nos hace entender que según los indio el espíritu del creador habita en los danto esto hace que el danto sea un animal sagrado para nuestros indígenas el danto es la representación de los dioses en este plano ahora bien MARIA LIONZA está sentada desnuda arriba de un danto o tapire con sus manos extendidas hacia el cielo sostiene la pelvis de una mujer el danto o tapire con su pata pisa una serpiente ( significado de cada cosa el danto que representa los dioses sostiene sobre su espalda a MARIA LIONZA dando a entender que los dioses protegen y cargan sobre sus hombros a MARIA LIONZA al estar desnuda MARIA LIONZA representa la belleza la pureza de ella como mujer y como espiritu la pelvis representa la fertilidad de la mujer venezolana la culebra representa la maldad la envidia el danto pisa la serpiente que es el sinónimo de que Dios la energía suprema vence todo lo malo para que el mal no alcance a MARIA LIONZA ni a nuestro culto.
REFERENCIAS
María Lionza, divinidad sin fronteras. Genealogía del mito y el culto
Daisy Barreto Ramos ©
Primera Edición 2020
Universidad de los Andes
Museo Arqueológico “Gonzalo Rincón Gutiérrez” / ULA
Gilberto Antolínez El Universal,6 de mayo de 1945 la Doncella del nivar .
.Escultor obra María lionza en la danta ALEJANDRO COLINA
Alonso, J. (2008). El sentido de la existencia a través de los arquetipos. Asociación de Psicología Analítica en Colombia, ADEPAC.
Amodio, E (2009) Las Cortes históricas en el culto a María Lionza, Construcción del Pasado y Mitología de los Héroes. Revista Latinoamericana de Economía y Ciencias Sociales.
VenezuelaAgencia Venezolana de Noticias: AVM (2017). Maria Lionza : Culto Mitico y Religioso que trasciende fronteras.
Bracho, E (2004) María Lionza en Venezuela. Publicaciones fundación Bigott. Colección en Venezuela. Caracas; Venezuela.
Aportes del grupo de manifestación de CULTO LA TRIBU DE YARA .
Memorias indigenista Venezuela .
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