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Tradiciones y costumbres como elementos configuradores de nuestro Ile Orisha

    Autor: Prof. Argisay Molina (Bambinu) Olo Oshun www.yorubauniversal.blogspot.com argisay22@gmail.com Facebook: Arabambi Kawo / Yoruba Universal Instagram: Yoruba_Universal Hay una reflexión de carácter urgente en este momento histórico en torno a las tradiciones y costumbres, aunque pareciera un tema de respuesta tácitas debemos analizarlo a profundidad para poder entender ese fenómeno que denominamos “Casa de Santo” o “Ile Osha”. Debido al auge de los diversos tratados post años 60 se ha generado un fenómeno de estudio y practica que perdió su ancla natural, esta ancla natural era la orientación de un mayor que aprendió de otros mayores, básicamente la enseñanza oral. Aunque no lo veamos directamente debemos comprender que el proceso educativo, de trasmisión de secretos, costumbres y tradiciones es la piedra angular del proceso de enseñanza, en este proceso es que se trasfieren, se comparten, se viven y se practican las tradiciones y costumbres entre los Oloshas mayores y los ma

ANCESTROS: EL DIÁLOGO ENTRE EL CULTO DE MARÍA LIONZA Y LA SANTERIA CUBANA

Autor: Diógenes Diaz
Antropologo UCV
OMO Obatala IwinMade
Awo Ogunda Masa

Al pensar sobre la diversidad cultural en El Caribe imaginamos que en un inventario rigurosamente realizado, dejaría siempre algún elemento surgido en las entrañas de nuestros pueblos. Quizás en este momento por esas identidades que tenemos, creamos nuevos espacios, nuevas repuestas, nuevos diálogos culturales. Inspirados o concebidos sobre las tres matrices que estructuran la cultura de nuestro Caribe; la indígena pasada y actual, una hispana dominante y una árabe oculta y la africana resistiendo siempre a su exclusión. Complementándose con todas las migraciones y sus culturas posteriores, llegadas desde variados lugares y caminos del mundo. Entendemos la inmensa complejidad sobre las distintas combinaciones de esas fuentes, por cierto, jamás genéricas, siempre diversas en si mismas, como antagónicas o complementarias entre ellas. No hay una sola mirada a esa diversidad cultural. La dinámica creativa y no la petrificación museística visten nuestra cultura caribe. Lo indígenas en las islas del caribe son ausentes, aunque permanecen en la memoria, los africanos caminan decididos en sus descendientes reclamando su reconocimiento, sobre la mirada firme del europeo. Ese paisaje puede variar en distancias cortas o encontrar la presencia Somos Caribe, somos del Caribe, único argumento para asumirlo y comprenderlo. 
Por esa ruta construimos esta reflexión que presentamos; el diálogo entre el Culto de María Lionza y la Santería Cubana tomando como anfitrión los ancestros, los antepasados, los muertos, los espíritus. Son estructuras organizadas distintas en sus orígenes culturales, sus lugares de prácticas, sus tiempos. Se encuentran en la veneración a los muertos. Ni pretendemos describir y profundizar María Lionza como fenómeno particular. Muchos investigadores que asumimos como referencias lo han hecho, nuestra propia experiencia de campo nos empuja a delimitar ese terreno como tema para proponerlo dentro de la diversidad religiosa caribeña. Destacamos que la María Lionza que presentamos contiene una parte de sus complejidades en mitología, rituales y ceremoniales, Quisimos subrayarlo para lograr que ese encuentro, nos permita comprender ese diálogo con la Santería Cubana. Desmintiendo las tesis del sincretismo para explicar todo fenómeno religioso popular. En este caso se encuentran y cada quien se retira a sus casa. Mantiene su propia vida. 
Para el caso de la Santería Cubana lo hablamos con mayor propiedad, asumimos con humildad conocerla como línea de estudio desde hace veinte y dos años, por un lado, y practicante de esa religión, como sacerdote desde hace once años. Son lugares distintos difíciles de separar, intentamos lograrlo en estos retos. Igualmente dejamos de lado muchos elementos de la Santería Cubana, religión que contiene rituales, ceremonias, jerarquías sacerdotales, calendario, prohibiciones, música, oráculos para nombrar algunos temas. Reiteramos nuestro interés en el culto a los muertos, sin describir profundamente por espacio la complejidad del tema. 
En resumen queremos desahogar las múltiples relaciones que se establecen entre el culto de María Lionza y la religión de los Orichas, tradición Yoruba en América, popularmente conocida como Santería cubana. De cada manifestación religiosa con definiciones propias y ceremonias, rituales y organización particular se establece una convivencia en nuevos tiempos, historias que se acercan en una alta consideración a los ancestros. Produciendo un espacio de diálogo cotidiano entre ambas creencias. Las distancias espaciales entre África, Cuba y Venezuela se disuelven y las aguas del mar Caribe se convierte en un camino de los ancestros. Diariamente los antepasados aparecen en los ceremoniales de ambas organizaciones religiosas: indígenas, cimarrones y héroes. Las raíces populares de nuestras naciones reafirman que surgimos y pertenecemos a un mismo paisaje mágico, El Caribe. 
Definitivamente una característica que tenemos como nación venezolana es el culto de María Lionza, constituye la religión popular por esencia de una mayoría importante de pobladores en un porcentaje alto de sectores populares y otra parte de diversos niveles sociales. Hay quienes creen que se trata de una práctica religiosa de zona rural y desconocen que la mayoría de sus creyentes viven en las grandes ciudades. “El culto de María Lionza es una manifestación religiosa –y en tanto que tal, un fenómeno social- que tiene simpatizantes y seguidores en todo el territorio nacional” (García, Nelly.1996:3). Los creyentes de este culto son sometidos a una exclusión por parte de ciertos sectores, apoyados por algunos medios de comunicación prejuiciados que manejan una imagen distorsionada y usándolas con sentido de espectáculo y folklorismo, ocultando las reales características del culto. Observamos permanentemente la vinculación de culto con rituales satánicos y hechos delictivos, que buscan desautorizar la riqueza cultural que tiene en nuestro ser colectivo, frente a una Iglesia Católica distante y alejada de la espiritualidad colectiva. Pese al carácter de católicos convencidos de los practicantes del culto. No sólo cuantitativamente, existen elementos inmensamente profundos de nuestra cultura. Elementos arcaicos que se asumen en la figura de la Reina como la madre fundadora de nuestra sociedad. Su origen indígena indiscutible, agrupa sin complejos, protagonistas de las otras fuentes culturales. Espíritus de todas las procedencias culturales. “El complejo mito y culto de María Lionza como un fenómeno religioso de la Venezuela actual” (López, Rafael.1996:52) representa los encuentros sobre una figura mítica de los distintos elementos que componen nuestra cultura. La iconografía representa la Reina hermosa e imponente y a su lado el cacique Guaicapuro y del otro el Negro Felipe. Aceptamos la definición que; María Lionza simboliza la fertilidad, está estrechamente ligada a la tierra y el agua. Es diosa de la semilla, gobernante en la tierra e intermediaria entre Dios y los hombres. Por lo tanto, el hombre, los animales y las cosechas dependen de ella. No solo es mediadora absoluta entre Dios y los hombres, sino entre Dios y las demás entidades, entre Dios y la creación. Como ser sagrado tiene poderes y esta por encima de las demás divinidades del culto. (Flores, Dilia. 1988: 22). 
Todo el Culto gira sobre La Reina Madre y sus sequitos, organizados en distintas Cortes. En el culto, la conformación de las cortes define la estructura densa, compleja y heterogénea de este fenómeno religioso.” Las llamadas cortes podríamos definirlas como la agrupación de espíritus con características semejantes, lo cual los identifica su origen geográfico, su origen étnico, su origen profesional, su origen social, etc.”  

(Franco, Francisco.1999:122). Las cortes sea India, Africana, Médica, Libertadora se constituyen aprehendiendo los sujetos históricos que con sus aportes culturales fundaron la sociedad venezolana. Son sujetos que se encuentren en la memoria en el pasado y el presente, Los ancestros iniciadores. Los antepasados permanentes. El muerto que vive en el ritual y los espíritus que asientan mi identidad. Miramos que en María Lionza confluyen desde cualquier grieta los cultos a los antepasados como elementos reivindicados de las sociedades. Como manifestación religiosa, el culto de María Lionza posee un conjunto de prácticas y creencias que tienen significado para los creyentes. En el se da una comunicación entre lo sagrado y lo profano, entre los mitos y los ritos dirigidos a las divinidades y a la vida cotidiana de los creyentes, “En este culto, las creencias y las prácticas se evidencian en rituales de adivinación, posesión y curación”.(Flores, Dilia,1991:10) El investigador Francisco Franco en su trabajo citado (1999) describe los diversos conceptos que se tienen sobre los espíritus en el culto a María Lionza, resumidamente se lo presentamos, desde los llamados encantados “ parecen haber sorteado la muerte por encantamiento” o los muertos “que alcanzaron su naturaleza inmaterial” se dividen en muertos milagrosos, o espíritus de luz u oscuros. 
La veneración de los espíritus en los centros espirituales, espacios físicos delimitados para los ceremoniales, los llamados altares, frecuentemente está en una habitación dentro de las modestas viviendas de sus creyentes, también encontramos locales fuera de la casa de habitación, especiales para el culto en las ciudades, reiteramos que diariamente las sesiones espirituales se realizan en los grandes centros urbanos. Cuando se adquieren compromisos con los espíritus se visitan las zonas naturales, sea Sorte, Quiballo o cualquier otro, en los “portales” se realizan rituales de curación o cumplir las obligaciones como creyentes. Los médium y sus ayudantes, los denominados “bancos”, son protagonistas de las posesiones para dar paso a los muertos de luz para que bendigan o curen, aconsejen o reclamen a sus creyentes. “Hay que tener presente que el culto a los espíritus sostenido por una creencia como la de María Lionza, que reenvía incesantemente a la sociedad venezolana a su pasado”. (Barreto, Daisy.1995:70). 
Para la década del cincuenta del siglo pasado, comienzan a llegar creyentes y sacerdotes de la Santería Cubana desde esa isla a nuestro país. No me detendré a explicar sus razones. Queda registrado para la historia de esa religión en Venezuela, la llegada de figuras como Ubaldo Porto, babalawo cubano y la Santera Juana Montes de Oca entre otros, ya mencionados, pioneros de la siembra de la tradición de los Orichas, dioses Yorubas, llegados con los esclavos a la Cuba Colonial de esa Civilización Africana del mismo nombre. Rendir cultos al panteón de divinidades yorubas es el argumento central de esta religión en el Caribe, sobre una organización que gira en la Casa de Santo, las ramas o linajes sagrados, la relación de las distintas jerarquías sacerdotales, sus oráculos, rito de iniciación, prohibiciones, calendario festivo. Nuestro interés es hacer una pausa para asimilar el culto a los muertos en la Santería. 
Nos acercamos a entender esa característica partiendo de las culturas que se trasladaron en contra de su voluntad y encontramos coincidencias en el culto a los ancestros. 
Detengámonos un poco en África en el momento de la trata: aun cuando las religiones de los pueblos del África Occidental (dahomeyanos, yorubas, fanti-ashantis, wolofes, etc.) son distintas de los pueblos bantúes situados al sur (congos y angolas), podemos decir que el rasgo común de todas ellas es el culto a los ancestros, a los antepasados, culto que consiste en los ritos realizados por los miembros de un linaje para mantener la unión de los vivos con los muertos y atraerse la protección de los que ya se han ido. Refuerza el culto la creencia en casi todas estas culturas de que los antepasados, además, ocupan un lugar intermedio entre los vivos y los dioses. (Ascencio, Michaelle.2001:16). 
A este argumento, agregamos que la diáspora de los congos (García, Jesús.1995) fue fundamental y mayoritariamente importante, nuestras sociedades afro descendientes son continuidades y desarrollaron desde sus particularidades el culto a los antepasados. El concepto de muerto o espíritu en la Santería Cubana muy distintos a los dioses que ocupan un lugar superior. Para algunos estudiosos los muertos son estrictamente; Eguns son todos los espíritus de los antepasados. Para el creyente sin embargo, los Eguns tienen un sentido mas restringido. Sus Eguns son los espíritus de todas las personas fallecidas que fueron iniciados en la religión por la misma persona que los inicio a ellos. De estas personas se dice que pertenecen a su misma “familia de santo”. También se llama Eguns a los parientes de la persona. Se entiende además, que cada persona tiene al nacer, cierta cantidad de Eguns destinado a aconsejarle y ayudarle y puede que durante su vida recoja algunos más. (Sánchez, Julio. 1978: 29). Coincidiendo, algunos entienden que los eggun “comprende a los espíritus de los antepasados, de los parientes, de los difuntos que fueron iniciados por el mismo padrino que tiene el creyente vivo, así como por otros que pueden acompañarlo para brindarle su consejo o auxilio”. (Bolívar, Natalia. 2005:34). Se reitera que son tus muertos familiares y tus muertos adquiridos en la iniciación. Las invocaciones o rezos para dar paso a rituales y ceremonias, incluyen en una primera parte nombrar todos los sacerdotes desde el más antiguo hasta el último fallecido de tu rama o linaje religioso. Agregándole todos tu parientes fallecidos. Cada ceremonia, principalmente las de consagraciones de sacerdotes, se comienza con darle conocimiento a los muertos de la razón de ella. Se resume en el refrán que dice “que el muerto parió el santo”. 
“En la Santería los muertos son entidades vivas que comparten con nosotros nuestros hogares y se mantienen en contacto con sus seres queridos y amigos”. (Himiob, Gonzalo. 1999:50). Las relaciones domésticas se canalizan a través de la bóveda espiritual en cada casa y la teja consagrada por el Babalawo, decorada en la parte frontal a la vista del creyente con los signos del oráculo de Ifá, Oturanico, en la otra cara de la teja, Irete Yero. El primero, habla del culto a los muertos Varones y el otro al culto de los antepasados femeninos. Los muertos se relacionan con una cantidad de Orichas o divinidades de la Santería, principalmente las llamadas “muerteras”: Oyá la diosa de la centella y los huracanes, portera del cementerio, Obba dueña de las lagunas y los lagos, guardiana de las tumbas, Yewá diosa que vive dentro del cementerio, entre las tumbas y los muertos. Ciertamente los muertos están bajo el dominio de Oduduwa, “el rey de los muertos” (Mola, Claudia.1999:60). Oduduwa, divinidad que junto a Olofi y Orula conforman la triada que sustentan el culto dirigidos por los Babalawos. En los oráculos de adivinación se pregunta a los muertos del consultante si desean alguna ofrenda, misa espiritual, sacrificio de animales o ceremonias como el cajón al muerto o tambor para festejar. Las ofrendas van desde las colocadas en las bóvedas espirituales normalmente: aguardiente, tabacos, café, flores y sus velas. Las comidas y frutas cuando lo pida. “Sus misas para comunicarse con sus protegidos por intermedio de médium”. (Cabrera, Lydia.1983:63) Los sacrificios de animales sobre la teja consagrada o la divinidad llamada Orun “Principe de los Muertos” entregada por los Babalawo para veneración de los muertos. Sobre un plato se colocan nueve pedazos pequeños de coco, untados de aceite de corojo con miel, sobre ellos una pimienta de guinea, también se le sacrifican generalmente gallos, gallinas y palomas. Complementado con un Oro a Egun. Cantos ceremoniales para invocar los antepasados y congraciarse sus creyentes. 
Quiero destacar la obligación de realizar ceremonias a los muertos ante de la consagración como sacerdote de una persona. Las misas espirituales y coronaciones espirituales son necesarias para darle conocimiento y evitar que interrumpan en los rituales, creando obstáculos por castigo a no reconocer su autoridad. De la diversidad de ceremonias con los muertos, se genera una especialidad entre los sacerdotes, los llamados muerteros o muerteras, aquellos que iniciados en el culto de los Orichas conocen y realizan las ceremonias a los Egun. Así como existen el Babalawo, sacerdote mayor, esta el Oriate; santero con conocimiento y experiencia para dirigir ceremonias dentro del culto de los orichas. Nos encontramos con el muertero o espiritista que siendo Santero trabaja predominantemente con los antepasados. Los muertos oscuros o negativos son manipulados por otros para obstaculizar la evolución de los creyentes, se detecta su presencia ante las vicisitudes y tropiezos que tiene el creyente y se confirma por cualquiera de sus sistemas de adivinación. Las alternativas para contrarrestarlo es el Paraldo una especie de exorcismo, el desprendimientos espiritual o el Pollo a la sombra, rituales que dan cuenta que el mundo de los muertos se mueve en la dinámica de las contradicciones y tensiones de la misma vida. 
Una última ceremonia de valor incalculable para nuestro tema es las ceremonias funerarias, al fallecimiento de un sacerdote hay que despedirlo, todos los miembros de la familia sagrada tienen la obligación de participar, a los nueves días se complementa con misas y preguntas con los oráculos, en los próximos tres meses se hace las llamadas honras a Egun, al espíritu de la persona fallecida. La comida de la Carnera y el tambor son ofrendas de obligaciones que merecen de la participación de sacerdotes y tamboreros en esta circunstancia especial. 
Las honras constituyen una forma de cumplimentar con el espíritu del difunto para que este tenga tranquilidad eterna y no venga a molestar a sus sobrevivientes de la tierra, ya que es posible que este se interponga en ceremoniales que lleven a cabo sus discípulos (ahijados), entorpeciendo la ceremonia. De este modo se logra que el espíritu del difunto sacerdote pueda cumplir con sus funciones benéficas, con sus ahijados, familiares y allegados. (Valdez, Yrmino.1991:19). 
Resumidamente así nos enfrentamos a culto a los muertos en la Santería, reafirmamos su particularidad frente a otros cultos, Valorizamos su existencia, mostrando sus conceptos y prácticas. El diálogo del culto de María Lionza y la Santería comienza con la incorporación de muchos creyentes de María Lionza iniciándose en la tradición religiosa yoruba, dándole una práctica muy particular al culto de los muertos traídos desde Cuba. Quienes no eran directamente sacerdotes Marialionceros se manejaban sobre una visión y concepto traídos de la tradición Venezolana distintos a los cubanos, Su tradición se montaba sobre el llamado espiritismo de Cordón, el culto de los muertos de las reglas conga y Las influencias del Espiritismos científico Europeo, y por supuesto las tradiciones del catolicismo popular en el culto a las ánimas. En esto último podríamos tener denominaciones comunes. Pero con la tradición Yoruba y conga existen diferencias. Para el caso nuestro el llamado espiritismo enmarca las práctica del culto de María Lionza, su culto recoge dominantemente la veneración a los ancestros, sin olvidar los rituales funerarios de tradición católica con huellas populares, hablamos del novenario y rezos, asumidos por la mayoría como despedidas definitivas de lo terrenal. Las llamadas bóvedas espirituales comenzaron a incluirse en los altares de María Lionza. Las invocaciones o Moyubas realizadas por los sacerdotes de la Santería a sus muertos familiares y pariente de religión, se agregaban espíritus de las distintas cortes del culto nacional. Mezclándose sin tensiones entidades de María Lionza con los nombre de dignatarios, fundadores de familia religiosas Yorubas que aun viven en nuestras ciudades. 
Las ceremonias de iniciaciones para un futuro sacerdote correspondiente a las misas espirituales quedan y se hacen bajo el formato de las sesiones espirituales organizadas desde la tradición de María Lionza. Sacerdotes en su doble condición de pertenece a ambas creencias, realizan sus practicas, diferenciando claramente cada una y dándole su lugar e importancia respectivas. En algún momento de su vida sacerdotal, el Santero, recurrirá al espiritista o muertero para hacer investigaciones espirituales o comunicarse con sus protectores o guías espirituales, asumiendo que las obligaciones contraídas con los muertos se cumplen y se canalizan con conocedores de la materia. 
Nos encontramos con el fenómeno que la veneración de los muertos, se canalizan en la Santería que se practica en Venezuela, bajo las normas de la tradición traída desde Cuba y completada con el Culto de María Lionza, sin contradicción, incluidos mutuamente, esa práctica definiría un elemento particular, muy importante en La Santería o la tradición Yoruba en América, considerando otros fenómenos parecidos en Brasil, Trinidad, Cuba o cualquier lugar de desplazamiento que ha tenido. Caracterizándose como adaptable, abierto, flexible pero coherente y sólido, perdurando en el tiempo. “Los sistemas Mágico-religiosos son altamente flexibles y creativos, en consonancia con los requerimientos de ágil adaptabilidad que sociológicamente les imponen los sectores sociales que le dieron nacimiento, que los han sostenido y los sostienen”. (James, Joel.1999:138). 
Nuestro pasado permanece en nosotros, todos los días, nuestros antepasados son invocados, recordados, tocados y los Santeros y Marialionceros conversan con ellos. En un diálogo cotidiano con nuestros ancestros.

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