Autor: Prof. Argisay Molina (Bambinu)
Olo Oshun
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Quizás desde las costumbres más antiguas de los Yorubas en torno a los funerales que podríamos tomar como punto de partida para entender las prácticas y tradiciones de nuestra tradición afrocubana, se encuentran una diversidad de elementos propios que son los que realmente delinean la concepción del luto y las liturgias en nuestra tradición.
Muchas veces desde aseveraciones aventureras y poco certeras escuchamos a algunos a hablar del proceso post mortem entre la familia de un difunto, básicamente lo que se llama desde la concepción occidental como “luto” desde una perspectiva católica-cristiana. El concepto digamos occidental del “luto” es el siguiente:
“Luto. (Del lat. luctus). m. Signo exterior de pena y duelo en ropas, adornos y otros objetos, por la muerte de una persona. El color del luto en los pueblos europeos es ahora el negro. || 2. Vestido negro que se usa por la muerte de alguien”
Por lo general desde la cosmovisión occidental es un elemento que se exterioriza para hacer saber a la sociedad que se está pasando por la muerte de un familiar. Ya desde esta perspectiva vemos una diferencia digamos significativa entre la concepción del luto en ambas culturas y tradiciones.
Utilizare la palabra luto para que sea más sencillo de entender el proceso para la concepción occidental y la tradición yoruba y sus diásporas. Dentro de los relatos históricos del Reverendo Samuel Johnson de 1921 específicamente de la ciudad de Oyo, nos señala el luto que se concibe entre los yorubas originarios de la región de Oyo. Al respecto narra lo siguiente:
“El período de luto para el hombre o la mujer es como se ha dicho anteriormente, tres meses, tiempo durante el cual los hombres deben permanecer sin lavar, sin afeitar y las mujeres con el cabello despeinado y vestido sin cambios. Al vencimiento de este término en un día señalado la totalidad de ellos afeitan a los muertos, y sus cabellos son arrojados afuera por la pared de la casa. Luego desfilan por las calles, vestidos con sus mejores galas, cantando y bailando en honor de los muertos, y llamando a una casa tras otro para volver gracias a los simpatizantes. Los niños del difunto, engendrado o adoptado, lleva ahora los rabos de caballo en sus manos por lo que se distinguen de los que no tienen conexión inmediata con la familia”
Con esto podemos constatar que existe una concepción de luto entre los yorubas y que además puede tener un lapso de tiempo determinado, en principio entonces entendemos el luto en nuestra tradición afrocubana no como una recreación de las creencias católica-cristianas sino como una adaptación de las costumbres originarias yorubas. En nuestra tradición afrocubana por lo general en este lapso de tiempo se abstienen los ahijados de generar ceremonias de consagración y festividades, algunos acostumbran a sacar las lágrimas de las deidades que se quedaron del difunto en este lapso de tiempo también, entonces el luto paso de ser un elemento digamos de condición externa a una condición interna espiritual en nuestra tradición afrocubana.
Como podemos ver entonces los Yorubas a pesar de que pasan un lapso de tiempo sin siquiera afeitarse, sin peinarse y sin vestirse adecuadamente, es básicamente una expresión de cesamiento simbólico de la vida misma, una recreación de la muerte desde la cotidianeidad de quienes quedaron en el mundo de los vivos.
Este mismo elemento o concepción se recreo de alguna manera en nuestra tradición afrocubana en la costumbre de no realizar ceremoniales ni festividades en un lapso determinado en el ile orisha.
Algunos apuntes históricos y simbólicos de las Honras fúnebres.
En nuestra tradición afrocubana al igual que entre los yorubas posterior a la muerte de un Olosha se realizan una serie de rituales fúnebres de interés, quizás uno de los más importantes, tanto en su complejidad como en su hechura son las honras fúnebres, en este momento histórico nos encontramos quizás con dos posturas en torno a en que lapso de tiempo es adecuado realizar las mismas, en principio algunas tradiciones señalan que el difunto al haber cumplido un año de fallecido ya es tiempo suficiente para la realización de las mismas y otros señalan que las mismas pueden realizarse una vez el fallecido haya cumplido 3 meses de su fallecimiento. En el mes de diciembre del año pasado se realizaron las honras de Bienvenido Gálata Thompson mejor conocido como Chacho Oshun Funke, uno de los más grandes conocedores de las ceremonias fúnebres Lukumi, estas se realización al tercer mes tal cual lo dictan sus costumbres y tradiciones.
Sin embargo es necesario hacer memoria histórica en torno a este importante ritual en nuestra tradición afrocubana, tal cual como recoge la crónica Jorge Luis Sánchez y señala lo siguiente:
“Por lo menos en La Habana, hasta donde tengo noticias, una de las primeras honras en realizarse ocurrió en 1941, en el barrio de Cocosolo, Marianao. Fue a la oní Yemayá Julia Tamayo, madre del Oriaté Tomás Romero quién la costeó y la dirigió. Luego le seguiría la de Obbadimeyi, ya posterior a 1944”
Cabe destacar que Tomas Romero era discípulo de Obadimeji y este de Latuan, entonces básicamente recibieron las instrucciones y enseñanzas directamente de las mujeres africanas fundadoras de nuestra tradición afrocubana.
Hay un dato curioso que podemos reseñar recogido directamente por Jorge Luis Sánchez, de la experiencia del Oriate Oba Oriate en torno a las honras, es el siguiente:
"Tranquilina Lasa nace en La Habana, 1868 y muere en, Pogolotti, 1971 Según el oriaté Obbá Irawo, “Cuando se le hicieron las honras hubo que sustituir el puerco por el pargo, pues en el país se desató una epidemia que acabó con los puercos. Desde esa fecha hasta hoy se mantiene así. Tranquilina fue una Iyalosha de mucho respeto. Su Obbatalá le bailaba en la cabeza con el canto; akete obba obba seniyé...”
En 1971 apareció en La Habana la Peste Porcina africana (PPA), lo que obligó a sacrificar a la inmensa mayoría de la masa porcina. Las pérdidas fueron de nueve millones 359 mil 414 pesos. Años más tarde se comprobó que la PPA fue introducida por terroristas.
Como podemos ver entonces el establecimiento de las honras en nuestra tradición afrocubana, no llega aun a un siglo, es de reciente data y como es natural según las realidades se adaptaron una diversidad de elementos un ejemplo claro es la crónica en torno a las Honras realizadas a la Alagba Tranquilina Lasa. Sin embargo hay que tener claro que después de 1900 se establecieron las bases más solidas de las prácticas más representativas de nuestra tradición afrocubana comenzando por el sistema multi iniciático inaugurado por efushe, la definición de los llamados santos de cabecera que se entregaran en cada iniciación , la recuperación tardía de deidades como Oya y Aganju. En este mismo orden de edificación de nuestras tradiciones encuentran las honras en el año 1941.
Sin embargo podemos encontrar entre los yorubas este concepto de honrar al fallecido:
“Los Yorubas no entierran a sus muertos en camposantos o cementerios, sino en sus casas. Las tumbas de los ancianos se cavan generalmente en la plaza o en uno de los dormitorios. En el caso de los muertos ricos, después de la el suelo ha sido excavado a una profundidad de unos 6 pies en la plaza y luego se lleva horizontalmente hacia uno de los dormitorios, de modo que el cadáver está literalmente enterrado en el dormitorio.
Se lleva a cabo la ceremonia, que consiste principalmente en banquetes y bailes en honor de los muertos, y a esto lo llaman poner los muertos sobre su otro lado. En los casos en que no se pueda disponer de ataúdes, después de envolver los cadáveres en una estera como una momia se coloca en la tumba y unos pocos Se colocan palos del árbol Akoko sobre los que se extiende una estera.”
Claramente entre los Yorubas actualmente mantienen esa tradición de enterrar dentro de la casa al familiar difunto, tiene una significación especial ya que desde la perspectiva Yoruba los difuntos pasan a otro plano pero siguen estando con la familia, por ello la fiesta de Egungun es sencillamente simboliza la reaparición de los antepasados, sigue existiendo una conexión con ellos y de hecho se recrea ese proceso en el funeral con la mascarada de Egungun donde se llama por el nombre al difunto tal como lo señala Samuel Johnson.
En nuestra tradición afrocubana se recrea una especie de tumba donde se realiza la carnera destinada al difunto honrado, por lo general se hace en algún patio de la familia de sangre o de osha de la persona. Este acto es básicamente una rememoración del hecho de enterrar al difunto dentro del hogar, es claro que nuestras tradiciones se adaptaron al nuevo mundo, y en ese contexto en el mundo occidental no está permitido enterrar difuntos dentro de los hogares. Así mismo dentro de las tumbas que realizan los Yorubas dentro de los ataúdes colocan una serie de elementos, en la carnera de la Honra afrocubana se llevan comidas africanas y animales específicos, cabe destacar que el animal predilecto históricamente es la carnera sin importar el género del difunto.
En el segundo día de las honras fúnebres afrocubanas se genera una gran comida entre los ahijados y cercanos del fallecido y posteriormente al sonido del tambor batá se procede a levantar el mantel, posterior a ello se ejecuta el tambor en el lugar donde se dio la carnera y posteriormente para los asistentes. De esta manera es como se recrearon las costumbres yorubas de las que señala Samuel Johnson cuando nos habla de los bailes y banquetes.
En el levantamiento del mantel y en otros ceremoniales fúnebres se utiliza un canto que por lo general varia, según la enseñanza del maestro o en otros casos pudo haberse deformado, también es motivo de discusión entre Oriate, este es el que dice: “Ẹní ọ bọ 'mọ ba'lè bàgà bàgà” algunos dicen baga baga otros “paka paka”, este detalle es realmente interesante, a los efectos de lo que se realiza ya que cada canto es una forma digamos poética cantada que recrea lo que se hace, cuando utilizamos la palabra “paka paka” hacemos referencias a cuando se rompe algo bien sabemos que sucede con los objetos del mantel y también en el Ituto cuando se entona este canto. En el marco de esta realidad podríamos interpretarlo de la siguiente manera:
Ení o bo mo ba'lè Paka paka
Él lo cubrirá en la casa y puedo romperlo
A su vez hay otro elemento interesante es que dentro de la mascarada de Egungun hay una diversidad de Egungun que tienen diversas funciones, cada uno de ellos tiene un nombre para ser diferenciado y también quizás elementos distintos en su Eku, entonces hay un Egúngún llamado “Paka”. Ahora veremos cuál es la función de Egungun Paka en el rito funeral yoruba:
“El día señalado se dirigen a la arboleda con tambores, los huérfanos llevando cada uno una cola de caballo sobre su hombro, como una señal de luto. Entonces uno de los hombres de Alagba grita tres veces el nombre de la matrona muerta… un Egugun responde desde la arboleda y la voz se ahoga con tambores y cantos. El Egugún junto al Paka (un asistente) ahora sale de la arboleda, y camina hacia los niños huérfanos para recibir la nueva calabaza que contiene el hogar en miniatura; bendice al dador, y vuelve con él a la arboleda”
En este momento se relata cómo se llama por el nombre al difunto y lo acompaña Egungun Paka, antes de levantar el mantel el Oriate llama por su nombre al difunto tres veces y suenan los tambores, aun se guardan pequeños elementos en este proceso.
Sin duda alguna hay una diversidad de elementos simbólicos que nos mantienen conectados con la tradición matriz, sin embargo tenemos nuestros propios rasgos que se han configurado al calor del esfuerzo de los mayores, este legado de sabiduría y conocimiento es totalmente apreciado y respetado, este articulo no pretende cambiar ni cuestionar las tradiciones y costumbres de los mayores, sencillamente es un aporte para intercambiar ideas, aprovecho de paso al Oba Oriate Luis Guerrero Osha Oba Niwe que desempeña como tal desde el año 86, gracias por tu paciencia y ganas de enseñar sobre los misterios de Egun y las ceremonias fúnebres.
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